El genoma humano es la secuencia de ADN de un ser humano. Está dividido en
fragmentos que conforman los 23 pares de cromosomas distintos de la especie humana (22
pares de autosomas y 1 par de cromosomas sexuales). El genoma humano
está compuesto por aproximadamente entre 22500 y 25000 genes distintos. Cada uno de estos genes
contiene codificada la información necesaria para la síntesis de una o varias proteínas (o ARN funcionales, en el caso de los genes ARN).
El "genoma" de cualquier persona (a excepción de los gemelos
idénticos y los organismos clonados) es único.
Conocer
la secuencia completa del genoma humano puede tener mucha relevancia en cuanto
a los estudios de biomedicina y genética clínica, desarrollando el conocimiento
de enfermedades poco estudiadas, nuevas medicinas y diagnósticos más fiables y
rápidos. Sin embargo descubrir toda la secuencia génica de un organismo no nos
permite conocer su fenotipo. Como consecuencia, la ciencia de la genómica no
podría hacerse cargo en la actualidad de todos los problemas éticos y sociales
que ya están empezando a ser debatidos. Por eso el PGH necesita una regulación
legislativa relativa al uso del conocimiento de la secuencia genómica, pero no
tendría por qué ser un impedimento en su desarrollo, ya que el saber en sí, es
inofensivo.
Antes
de los ochenta ya se conocía la secuencia de genes sueltos de algunos
organismos, como también se conocían los genomas de entidades subcelulares,
tales como virus y plásmidos.
Así pues, no fue hasta 1986 cuando el Ministerio de Energía (DOE), concretó
institucionalmente el Proyecto Genoma Humano (PGH) durante un congreso en Santa
Fe. El PGH contaba con una buena suma económica y sería utilizado para estudiar
los posibles efectos de las radiaciones sobre el ADN. Al siguiente año, en el
congreso de biólogos en el Laboratorio de Cold Spring Harbor, el Instituto
Nacional de la Salud (NIH) quiso participar del proyecto al ser otro organismo
público con mucha más experiencia biológica, si bien no tanta en la organización
de proyectos de esta magnitud.

Las
células madre embrionarias son aquellas que forman parte de la masa celular
interna de un embrión de 4-5 días de edad y que tienen la capacidad de formar
todos los tipos celulares de un organismo adulto. Una característica fundamental de las células
madre embrionarias es que pueden mantenerse (en el embrión o en determinadas
condiciones de cultivo) de forma indefinida, formando al dividirse una célula
idéntica a ellas mismas, y manteniendo una población estable de células madre.
Existen técnicas experimentales donde se pueden obtener células madre
embrionarias sin que esto implique la destrucción del embrión.
Tipos de células madre

Existen cuatro tipos de
células madre:
Las células madre totipotentes pueden crecer y formar un organismo completo, tanto los componentes embrionarios (como por ejemplo, las tres capas embrionarias, el linaje germinal y los tejidos que darán lugar al saco vitelino), como los extraembrionarios (como la placenta). Es decir, pueden formar todo los tipos celulares.
Las células madre pluripotentes no pueden formar un organismo completo, pero sí cualquier otro tipo de célula correspondiente a los tres linajes embrionarios (endodermo, ectodermo y mesodermo), así como el germinal y el saco vitelino. Pueden, por tanto, formar linajes celulares.
Las células madre multipotentes son aquellas que sólo pueden generar células de su misma capa o linaje embrionario de origen (por ejemplo: una célula madre mesenquimal de médula ósea, al tener naturaleza mesodérmica, dará origen a células de esa capa como miocitos, adipocitos u osteocitos, entre otras).
Las células madre unipotentes pueden formar únicamente un tipo de célula particular.
Las células madre totipotentes pueden crecer y formar un organismo completo, tanto los componentes embrionarios (como por ejemplo, las tres capas embrionarias, el linaje germinal y los tejidos que darán lugar al saco vitelino), como los extraembrionarios (como la placenta). Es decir, pueden formar todo los tipos celulares.
Las células madre pluripotentes no pueden formar un organismo completo, pero sí cualquier otro tipo de célula correspondiente a los tres linajes embrionarios (endodermo, ectodermo y mesodermo), así como el germinal y el saco vitelino. Pueden, por tanto, formar linajes celulares.
Las células madre multipotentes son aquellas que sólo pueden generar células de su misma capa o linaje embrionario de origen (por ejemplo: una célula madre mesenquimal de médula ósea, al tener naturaleza mesodérmica, dará origen a células de esa capa como miocitos, adipocitos u osteocitos, entre otras).
Las células madre unipotentes pueden formar únicamente un tipo de célula particular.
La civilización eugenésica es una filosofía social que
defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante varias formas de intervención. Las metas perseguidas han variado
entre la creación de personas más sanas e inteligentes,
el ahorro de los recursos de la sociedad y el alivio del sufrimiento humano. Los medios antiguamente
propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en la selección artificial, mientras los
modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética. Sus oponentes arguyen
que la eugenesia es inmoral y está fundamentada en, o es en sí
misma, una pseudociencia. Históricamente, la eugenesia ha sido usada como
justificación para las discriminaciones coercitivas y las violaciones de los derechos humanos promovidas por el Estado, como la esterilización forzosa de personas con defectos genéticos, el
asesinato institucional, por ejemplo de homosexuales,
y, en algunos casos, el genocidio de razas y culturas consideradas
inferiores. Ya que todo esto es impulsado por la economía.
La
selección artificial de seres humanos fue sugerida desde épocas muy antiguas,
al menos desde Platón, pero su versión
moderna fue formulada por vez primera por Sir Francis Galton en 1865, recurriendo al
reciente trabajo de su primo Charles Darwin.
Desde sus inicios, la eugenesia (término derivado del griego ‘bien nacido’ o ‘buena reproducción’)
fue apoyada por destacados pensadores, incluyendo a Alexander Graham Bell, George Bernard Shaw y Winston
Churchill. La eugenesia fue una disciplina académica en muchos
institutos y universidades. Su reputación científica se vino abajo en los años
1930, época en la que Ernst Rüdin empezó a incorporar la retórica
eugenésica a las políticas
raciales de la Alemania nazi.
Durante el periodo de posguerra, gran parte tanto del público como de la
comunidad científica asociaba la eugenesia con los abusos nazis, que incluyeron la «higiene racial»
y la exterminación,
sin embargo, varios gobiernos regionales y nacionales mantuvieron programas
eugenésicos hasta la década de 1970.
No hay comentarios:
Publicar un comentario